¡Hola a tod@s! Hoy desde Ogisalud os hablamos de algo que seguramente habéis visto u oído en algún momento de vuestra vida en el entorno de las mujeres postparto (o incluso en las mujeres no embarazadas): la diástasis abdominal.
¿Qué es una diástasis abdominal?
Para lograr entender que qué consiste la diástasis y como se origina, tenemos que explicar un poco de anatomía de la región abdominal.
A lo largo de la pared anterior del abdomen encontramos un músculo largo y recto, plano, dividido en pequeñas porciones cuadradas por lo que llamaremos “bandas aponeuróticas”, que se encarga de mantener la postura, flexionar la columna vertebral, contener las vísceras abdominales, y en cierta medida, influir también en la respiración. Sí, ¡este músculo es el “culpable” de las llamadas “tabletas de chocolate” entre los más adictos al gimnasio!
Coloreado en rojo el músculo recto del abdomen,
dividido en porciones por las bandas aponeuróticas que se rompen cuando hay diástasis.
Así pues, la diástasis abdominal se conoce como la separación de los rectos
abdominales, siendo posible esta separación supra umbilical (por encima del ombligo)
¿Qué factores de riesgo influyen?
Factores como el sobrepeso, las cirugías abdominales, el embarazo, el parto, malos hábitos en las actividades de la vida diaria, el estreñimiento, o una mala técnica respiratoria e inconciencia postural son los que nos pueden desencadenar en una reparación de los rectos a lo largo del tiempo.
DIÁSTASIS Y POSTPARTO
Como es lógico, este problema se acentúa en la mujer embarazada.
En el periodo de gestación se produce una diástasis fisiológica de los rectos por el propio crecimiento de la barriga, cambios anatómicos, o cambios hormonales que hacen que el tejido abdominal se debilite y se rompa. El problema reside en la perpetuación de la diástasis abdominal meses después del parto; es decir, que se prolongue en el tiempo y quede perenne.
Como consecuencia, una diástasis abdominal no fisiológica puede ocasionar problemas lumbares, estreñimiento, acumulación de gases, hernias de las vísceras abdominales y disfunciones de suelo pélvico.
¿Cómo sé si tengo diástasis?
Si sospechas de la aparición de diástasis en la zona abdominal, colócate boca-arriba e intenta hacer un abdominal clásico (flexionando el tronco). Coloca tus dedos en la zona de la línea alba y si estos se hunden, probablemente tengas separación de los rectos. Para que se considere diástasis, esta separación debe ser mayor a 2,5 cm. Por lo que la manera más correcta de valorarlo sería mediante ecografía en clínica.
Entonces… ¡Acude al fisioterapeuta!
Con la fisioterapia y los distintos recursos que esta nos ofrece podemos conseguir la unión de los rectos abdominales, y por tanto eliminar la diástasis tras una correcta valoración. ¿Cómo? A parte de darte los consejos necesarios para realizar en el día a día y favorecer la recuperación, juntos podemos trabajar de diversas maneras:
- Gimnasia abdominal hipopresiva, para fortalecer abdomen y suelo pélvico sin dañar aún más la estructura.
- Ejercicios ejercitadores de Kegel para fortalecer suelo pélvico.
- Ejercicios respiratorios y de conciencia postural.Pilates terapéutico.
- Método 5P o Método de Reeducación Propioceptiva Pelvi-Perineal.
- Trabajo con diatermia.
- Para mejorar vascularización y acelerar la regeneración de los tejidos.
Es de vital importancia en las mujeres en edad fértil con diástasis que se recuperen de ella antes de quedarse de nuevo embarazadas si es lo que desean. Así pues, acude a un fisioterapeuta que te oriente, te guie y te realice una correcta exploración y un tratamiento adecuado e individualizado. ¡Cuida tu cuerpo!
Rosa Mª Cara López. Fisioterapeuta colegiada nº 9032.